miércoles, 2 de enero de 2013

FLIGHT

Después de varios años alejado del cine de imagen real y con bastantes tropezones en el mundo de la animación digital (sólo se salva, y por los pelos, Beowulf), Robert Zemeckis regresa, y lo hace con una historia que, curiosamente, no tiene ninguna relación con su anterior filmografía: Ésta es la historia de Whip Whitaker (Denzel Washington), un piloto de avión comercial. Bebedor, drogadicto, perdió a su familia por culpa de sus adicciones. Está liado con una joven y atractiva azafata de su aerolínea con la que va a compartir vuelo. Un trayecto que, curiosamente, pondrá a prueba su habilidad como piloto, y es que pese a haber bebido y consumido cocaina, el tipo es capaz de salvar la vida de la mayoría de los pasajeros con una maniobra muy, muy arriesgada cuando una avería hace que aparato caiga en picado. Cuando despierta en el hospital, todo el mundo lo considera un héroe, pero claro está, este tipo de percances tienen una investigación minuciosa y el sindicato de pilotos y, en especial, su amigo Charlie Anderson harán todo lo posible para que los análisis que terminarían con su carrera sean eliminados de la ecuación. Washington interpreta a la perfección a este personaje cínico, desagradable (no hay más que ver su encuentro con la ex mujer y el hijo) y que pese a los consejos de todos, continúa en su caída sin retorno posible, siendo salvado en más de una ocasión por su camello (genial John Goodman). Ya lo decía al principio, una historia oscura, nada positiva, a la que pongo sólo una pega: El final con moralina, más propio de un telefilme tv que de la nueva película del director de Forrest Gump o Naúfrago.

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