martes, 11 de septiembre de 2012

REVOLUTION

No corren buenos tiempos para J.J.Abrams, televisivamente hablando. De sus últimas propuestas (Alcatraz, Undercovers) la única que ha conseguido una segunda temporada, y por los pelos, ha sido Person of interest. Por supuesto, no hablo de lo mejor, Fringe, a la que considero un caso aparte... Y es que con tan solo visionar el trailer de esta nueva propuesta ya podíamos juzgar que esta trama sobre un mundo sin energía nos iba a llevar, una vez más, a los parámetros de fracasos catódicos como Flashforward, Terra Nova y Falling Skies: La humanidad se enfrentan a un suceso que la pone a prueba, se origina un misterio, los protas son (con toda probabilidad) miembros de la misma familia y eso sí (y es marca de la casa) se nos muestran artilugios varios (teclados, una especie de pen drive...) que aumentan el misterio. Lo malo es que todo esto lo tenemos ya muy visto y el creador de la serie, Eric Kripke, lo que hace es meter en su particular turmix creativa conceptos, personajes, perfiles que ya nos suenan (y bastante) de otras series que mordieron el polvo y que siempre, como una obsesión, nos conducen a Lost. Una y otra vez intentan crear algo que esté a la altura de una serie que revolucionó el medio televisivo durante cinco magníficas temporadas para caer en el abismo más profundo en su sexta. Ha dejado un marcado trauma creativo en los productores y guionistas norteamericanos, que deberían buscar nuevos caminos que no nos llevaran de nuevo a la misteriosa isla y su mala, muy mala, resolución. Los protas de la nueva serie son chavales, como en la infumable Sobrenatural (fútil intento de copiar al genial Josh Whedon) y los mete en una acción de peleas rollo Blade/Los Juegos del hambre, con un desaparecido y rebelde tío (Billy Burke) que los guiará a través de estos USA sin energía, ¿o no? El malo es Giancarlo Esposito, ese Gustavo Fring que tan "buenos" ratos nos ha hecho pasar en la magistral Breaking Bad. Distraída, sí. Innovadora, para nada. Durará, ya lo veremos.

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